Injerto de hueso

Injertos de hueso mayores y menores

A través del tiempo, el hueso de la mandíbula con dientes faltantes se atrofia y se reabsorbe. A menudo, esto deja una condición en la cual hay escasa calidad y cantidad de hueso para la colocación de los implantes dentales. En estas situaciones, la mayoría de los pacientes no son candidatos para la colocación de implantes dentales.

Con injertos óseos, ahora tenemos la oportunidad no sólo de reemplazar hueso en el lugar donde falta, sino también la posibilidad de promover nuevo crecimiento del hueso en esa ubicación. Esto nos da la oportunidad de colocar implantes de la longitud y el ancho adecuados y también nos da una oportunidad de restaurar la apariencia estética y la funcionalidad.

Injerto óseo mayor

Injertos óseos pueden reparar sitios de implantes con estructura ósea inadecuada debido a anteriores extracciones, enfermedades de las encías o lesiones. El hueso se obtiene de un banco de tejidos o su propio hueso es tomado de la mandíbula, cadera o tibia (debajo de la rodilla). Injerto óseo del seno también se realiza para reemplazar el hueso en el maxilar superior posterior. Además, membranas especiales que se disuelven debajo de la encía pueden ser utilizadas para proteger el injerto óseo, así como fomentar la regeneración ósea. Esto se llama regeneración ósea guiada, o la regeneración tisular guiada.

Injertos óseos mayores se realizan típicamente para reparar los defectos de los maxilares. Estos defectos pueden surgir como consecuencia de lesiones traumáticas, cirugía de tumores o defectos congénitos. Defectos grandes son reparados usando hueso del propio paciente. Este hueso es cosechado de un número de diferentes áreas dependiendo del tamaño necesitado. El cráneo, la cadera (cresta ilíaca) y lateral de la rodilla (tibia), son sitios donantes comunes. Estos procedimientos se realizan rutinariamente en una sala de operaciones y requieren hospitalización.